The River Band ejercen de estrellas del rock en el ilusionante estreno de su primer disco

La banda almeriense presentó anoche en el Apolo los catorce temas que darán vida a su primer disco, ‘Debajo de un taburete’

No hacen falta grandes artificios, ni photocalls, ni alfombras rojas, ni derroches excéntricos o altivos. Cuando la ilusión de tener una banda de rock and roll y estrenar temas propios sobre un escenario y ante un público entregado es más que suficiente para sentirse como una auténtica estrella. Con esa magia que tiene mucho de sueño cumplido se subió ayer a las tablas del Teatro Apolo la formación almeriense The River Band, que compartió los catorce temas de su venidero primer disco ‘Debajo de un taburete’, repetiría dos de ellos en los rogados bises, y cuatro versiones en un concierto que forma parte del ciclo de presentaciones de discos que ha programado el Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería en apoyo decidido y constante por los creadores locales.

The River Band es una banda de rock almeriense que está formada por Juan de Dios Ferre Carretero como batería incansable y de feroz golpeo a sus 67 años, Antonio López como guitarra solista y coros, con una estética muy Burning, Juan Caballero Rivas como bajo, de esos que no solo usan una cuerda, sino que genera sus propias melodías tras las guitarras, y coros, y Diego Contreras como vocalista, además de azuzador del público, y guitarra rítmica.

La mayoría de los miembros lleva en la música muchos años, tocando en teatros, fiestas, pubs, incluso en festivales, compartiendo escenario con bandas de los ochenta, dentro y fuera de la Movida. Empezaron como The River Band en el año 2016 realizando versiones de Fito, Extremoduro, Platero y Tú, Rosendo, M-Clan y otros grandes, pero anoche era ‘su’ día. Tocaba presentar sus propias canciones, hasta catorce, que darán vida a un venidero ‘Debajo de un taburete’.

La noche arrancaría con el telón bajado y una batería atronando de manera considerable desde la caja. Poco a poco, bajista y guitarrista aparecerían en escena mientras se alzaba la tela y su vocalista entraba en escena desde el patio de butacas. Una intro potente para dar paso a ‘Reloj De Cuco’, una declaración de intenciones muy rocanrolera. Más melódica y doble tempo, ‘Dichoso Gafe’ combinaría agilidad en el texto y potencia en las partes instrumentales. Tras la entrada, llegó el momento de las dos primeras de las cuatro versiones que sonaron en el concierto. Una solvente adaptación rockera del ‘Pasaba Por Aquí’ de Luis Eduardo Aute, que formará parte de la banda sonora de una película y la castellanizada ‘Me Quedo o Me Voy’ de The Clash, que gozaron muy arriba en el escenario.
‘Confinados’ fue un tema que no necesitó presentación y donde más se podía apreciar ese virtuosismo desde el bajo de cinco cuerdas, mientras que ‘Personaje Sin Traje’ fue una oda “a esos fans de la música que viven los conciertos con toda la pasión”. La dinámica divertida tuvo un fantástico enlace con la versión continuada del ‘Maneras De Vivir’ de Leño. Manejando bien las dinámicas, Juan de Dios fue el encargado de presentar ‘Valbanera’, tema dedicado al buque naufragado en 1919 frente a los Cayos de Florida. El ‘Titanic’ español al que recorre un aura de misterio todavía no resuelto.

La única colaboración de la noche llegaría con la más diferencial de las canciones. Un reggae con síncopas de ska en ‘El Medallón’, con parte rapeada a cargo de Alberto Barea. Tras el momento distendido hubo algo de confesión al presentar ‘Debajo De Un Taburete’, la primera canción compuesta por Diego Contreras. “Cuando fui con mi guitarra acústica a enseñársela me dijeron que si había salido de catequesis”. Una historia de bar, de las que no acaban bien, vista por los ojos de un niño. Con un fuerte armazón de base rítmica, ‘Falta Fallar’ fue un recado a los mediocres con éxito mientras que ‘El Andrés’ recupero la línea de rock and roll hedonista y ‘clasicón’.

En el tercio final llegaría la primera concesión al amor (o desamor) en ‘A Vista De Pájaro’, pero sin caer en lo edulcorado, mientras que ‘El Bolo’ fue una divertida narración de cuento de la lechera para un grupo que empieza, que sueña que tras cada concierto le dará para renovar equipo, furgoneta, luces… Una guitarra que nunca rehúye la pelea se desliza por todo el tema, recordando esencia stoniana y, por derivación, los Siniestro Total de nuestro lado. Solo le faltaron vientos.

Para encarar el último tramo resonaría con fuerza una versión del ‘Johnny B. Goode’ de Chuck Berry, antes de dar paso “a dos temas que compuse con mi compañero de piso José Manuel Zamora hace muchos, muchos años. Historias propias de aquella juventud”, comentó un emocionado Antonio López. Así, llegaron el empapado en blues ‘Dulce Pasión’ y el rock and roll muy ‘trogloditas’ de ‘Ricky Bourbon’. El repertorio finalizaría con ‘Recuerdo y Olvido’, un tema de conciencia medioambiental y de respeto a la naturaleza que tuvo un efectista tramo final, abandonando los músicos el escenario uno a uno, para dejar un espectacular solo de batería.

Ante la aclamación del público, que demandaba más canciones, la banda volvió a salir al escenario para repetir ‘Reloj De Cuco’ y ‘El Bolo’… “He disfrutado como un enano, la primera vez en un teatro así”, comentaba al término del concierto Diego Calderón. Por muchos más.