‘Nunca El Silencio’ retumba en la noche con el recuerdo, amor y respeto a Concha Robles

La obra de La Confluencia, protagonizada por una sobresaliente Leticia Valle y con texto de Mar de los Ríos colgó anoche el cartel de ‘entradas agotadas’ en el Teatro Apolo

“Apostaste y luchaste por una nueva vida con dignidad y eso siempre es ganar, Concha Robles. Nunca el silencio”. Con la frase de Carmen de Burgos, otra luchadora almeriense por los derechos de la mujer, se presentaba la obra ‘Nunca El Silencio’, de La Confluencia, basada en la vida y muerte de Concha Robles, asesinada por su exmarido en el Teatro Cervantes en 1922, y que una vez más colgó el cartel de ‘entradas agotadas’ en el marco del Invierno Cultural del Área de Cultura, Educación y Tradiciones del Ayuntamiento de Almería.

Con Leticia Valle como única protagonista, la danza, el flamenco y el teatro, con un libreto escrito por Mar de los Ríos, con dirección de Ascensión Rodríguez, ‘Nunca El Silencio’ rugió con fuerza en la noche del Apolo con un trabajo coral muy destacado. Desde el inicio, de dotes actualizadas, modernistas y presentes con la maestría instrumental de Juanma Cidrón y la pintada en spray: “Siempre te querremos, Concha’.

Una puesta de situación que abrió la senda del tiempo hacia un siglo atrás. Tristemente para contar una historia cuyas réplicas se suceden en el espacio como tentáculos abrasivos: la violencia de género. Fue entonces cuando aparecieron las alegrías, a partir de grabación con voz de Rocío Zamora y guitarra de Gabriel Pérez.

Situado el regreso a los escenarios de Robles, frente a la oposición del comandante Carlos Berdugo, Concha se presenta feliz en escena mientras que convive con el reverso perverso de las vejaciones y el ultraje en privado, escalofriantemente retratado con una escena de danza contemporánea con máscara y cinta de embalaje a modo de esposas y la música fría e intensa de Cidrón, siempre hábil en generar la atmósfera instrumental precisa para transmitir las sensaciones deseadas.

Ciego de ira por la aceptación de la demanda de separación, Carlos Berdugo consuma su crimen el día que Concha Robles regresa a su ciudad con la obra ‘Santa Isabel de Ceres’, de Alfonso Vidal y Planas. Lejos de quedarse en el final trágico, ‘Nunca El Silencio’ atruena en su final, alegre y vívido, por tangos flamencos que sonaron con fuerza, para que las palmas, jaleos y, en suma, las voces, prevalezcan siempre por encima de la violencia.