María La Rabota y su grupo abren ‘El Baúl de los Recuerdos Flamencos’ en el Anfiteatro

Ha sido la segunda cita gratuita del Circuito Municipal de Música y Artes Escénicas ‘Re-activaCultura20’ del Área de Cultura y Educación

Al compás de las guitarras, los pies descalzos, el cante que se escuchaban en las piletas, las noches de bodas gitanas en la calle, las noches en las candelas a compás de soleá, que hicieron de aquella niña una bailaora donde su andadura en el flamenco le hicieron conocer las otras facetas negativas del mundo artístico con las que lucha con su arte. Todo ello hizo de ella una mujer bailaora, luchadora y ganadora. María La Rabota ha abierto este mediodía ‘El Baúl de los Recuerdos Flamencos’, su nuevo espectáculo que se ha podido disfrutar en el Anfiteatro de la Rambla en lo que ha supuesto la segunda cita del Circuito Municipal de Música y Artes Escénicas ‘Re-activaCultura20’, una de las iniciativas llevadas a cabo por el Ayuntamiento dentro del Plan de Reactivación Económica y Social de la Ciudad.

Acompañada por Edu García y Antonio El Genial al cante, las guitarras de Pedro El Funde y Eduardo Aguilera, la flauta de Pedro El Chango y las palmas y baile de acompañamiento de José Tomás, María La Rabota ha mostrado, con la intensidad y pasión que le caracteriza, este nuevo espectáculo en el que se puede apreciar su constante innovación con su arte y buscando el equilibrio con la tradición del género.

La actuación ha comenzado por el cante por fandangos, para después cambiar a tarantos con la primera entrada de María, de rojo y negro solemne y pasional, sobre todo en su arranque con mantón, que ha arrancados los primeros aplausos más cálidos en una mañana absolutamente primaveral. Tras una tanda por bulerías para el cambio de vestuario, María La Rabota volvería a escena para hacer una sentida tanda por soleás, con un cante de acompañamiento canónico y notable, que han dado realce a los protagonismos solistas de taconeado y zapateado.

El cierre ha llegado por fiestas de tangos, con José Tomás acompañando a María que, una vez más, ha demostrado porque es el espejo en el que se mira la inagotable escuela de bailaoras flamencas de la ciudad.