Lepanto ‘se pasa el juego’ con un concierto lleno de melodías pegadizas y estribillos muy cuidados en la presentación de ‘El Duelo’

“Esta noche venimos con todo, y cuando decimos con todo, es con todo”. Con esta declaración de intenciones que deja poco lugar a dudas se presentaba anoche en el Teatro Apolo Manuel Carmona, el líder de su nueva banda Lepanto, con la que presentaba en Almería su último trabajo discográfico, el epé titulado ‘El Duelo’. La cita, en el marco de la programación de otoño del Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería, en la línea de trabajo de apoyo a los creadores almerienses, contó con todo a favor para ser una noche que sin duda quedará para el recuerdo. Una banda de excepción, completada por Pepe Atienza a las guitarras y teclados, Ángel Peñalver en la guitarra y Borja Tijeras en la batería y una serie de colaboraciones de otros músicos reconocidos de la escena local, como el rapero (y baterista) Rofo Lôquemor y los vocalistas Juan Diego Fumangie y JJ Fuentes.

El citado último disco mantiene un hilo conceptual que lleva las fases del duelo ante una ruptura, una pérdida o la salida de un trabajo a lo que era un videojuego del antiguo spectrum y, como tal, se cuidó la escenografía de manera detallada, además de por la pantalla que se podía ver a pie de escenario, por las proyecciones que se sucedieron durante toda la noche en todas y cada una de las canciones, obra de Fran Lara. Para completar los datos técnicos, el sonido del concierto corrió a cargo de Javi Valverde, a la vez productor de cabecera de Lepanto.
Tras el ‘Load’ de carga, el concierto arrancaría como el disco, con ‘Hazlo’. Una melodía de guitarra más abierta antecede a la línea vocal del fraseo ligera y bien enlazada hacia un estribillo enérgico y optimista. “Hazlo y vuela alto”. Una suerte de eterno retorno para empezar siempre con las fuerzas renovadas, excelente piedra de toque para una noche que continuó con ese riff de hechuras clásicas de ‘Mi Capitán’, que encerrará en el desarrollo los puntos fuertes de Lepanto: su capacidad para crear melodías que parecen sacadas de los buenos grupos de pop-rock de los ochenta (y, a veces, más atrás) pero sin perder el brío y cierto gusto por la psicodelia como en la coda de este tema y el solo con mucho pedal, con un Peñalver muy centrado y acertado toda la noche, o la accesibilidad más bailable.

Juguetona con pequeñas síncopas y un estribillo más veloz, el concierto continuó con ‘Lírica’, donde se evidenció otro de los elementos clave del sonido de Lepanto, que es el enorme trabajo de armonización en coros vocales aparentemente sencillos pero muy arriesgados. Roto el hielo con los tres primeros temas, llegaría el momento de la primera de las cuatro versiones que sonaría en la noche, ‘Le Tour 95’ del vallisoletano Ángel Stanich, a la que le sentó bien el ligero endurecimiento. Con aire de medio tiempo de guateque sesentero ‘Escaramuza’ sirvió para cambiar ‘a plato pequeño’, antes de que llegara la primera colaboración de la noche, la de Rofo Lôquemor que, como en la versión en el estudio puso su voz y ánimo a ‘Tu Tiempo’.

Imitando la presentación de Calamaro en la conocida grabación en directo, Lepanto versionó el ‘Palabras Más, Palabras Menos’, antes de ofrecer el primer gran momento introspectivo con ‘Pretérito Imperfecto’, medio tiempo con sabor a pop noventero y recibir una nueva colaboración, la de Juan Diego Fumangie que, muy activo toda la noche en el proscenio, aportó su voz a ‘El Final’ de explosiva coda. Después de pasar por Cables Cruzados y Casino, Lepanto, además de las versiones, completaría su todavía escaso repertorio publicado con la cabecera con algún tema inédito. Es el caso de ‘La Caverna’, compuesto para los tiempos de Cables Cruzados, recuperada para la causa en un claro homenaje, con algunos arreglos de guitarra de punk británico, a la tienda de discos que hoy se disfruta en la calle Minero, con especial mención a la batería, con un sonido perfecto durante toda la actuación.

Tras el merecido reconocimiento llegarían dos momentos estelares de la noche. En primer lugar una impresionante versión de ‘Dalí’, de Mecano, con recitados de Atienza, un delicioso empaque funk y una vigorización que le sentó como un guante y, en la canción inédita ‘Trueno’, la colaboración de JJ Fuentes, que con su look de riguroso negro, de héroe maldito del rock, a lo 091 o Johnny Cash, elevó un tema que no adolece ni de coros ni de ligeros toques de psicodelia desde el Korg de Pepe Atienza.

La velada entraba en su recta final con un nuevo inédito, titulado ‘Sí’, que destacó en la primera escucha por un estribillo sencillo y efectivo, al primer toque, y una versión extensa del ‘Yo Soy Aquel’ de Raphael, con un subidón final inesperado y casi catártico. Era el momento de encarar dos de los temas más escuchados de Lepanto, ‘San Martín’, con sus ligeros arreglos ‘ramonianos’ y su golpeo inmediato y, tras el outro de ‘Game Over’ con ‘Adicción’, alucinógena, efectista y con bases programadas que reforzaban en su aura sintética el desbarre de la canción.

Como único bis final quedaría ‘Burbuja’, “una canción que, como tantos otros, escribí en el confinamiento y que es verdaderamente especial para mí porque la hice en un momento muy especial para mí y después de dos años y medio de sequía absoluta”. Interpretada sentado con acústica, sin gafas de sol por primera vez en toda la noche, y con Ángel Peñalver como escolta, Manuel Carmona terminó la canción visiblemente emocionado y con lágrimas en los ojos. Tal fue la sensación de liberación que decidió dar por concluido el concierto pese a que el guion previo contaba con un tema más en la lista. Era imposible mejorar el final, recibiendo una merecida ovación del público asistente, entregado a la causa.