‘La Novia del Torero’, del pintor almeriense Alejandro Bedmar Iribarne, protagoniza la obra invitada

El Museo de Arte Doña Pakyta renueva su contenido temporal con una nueva propuesta, que podrá visitarse hasta el próximo 18 de octubre

Ante el fin de la temporada veraniega y el inicio del otoño, las exposiciones y secciones temporales de la red museística municipal del Área de Promoción de la Ciudad del Ayuntamiento de Almería renuevan sus contenidos. Si la pasada semana fue la sala Jairán del Centro de Interpretación Patrimonial o la de la sala Jesús de Perceval del Museo de Arte Espacio 2, esta semana ha sido el turno para la obra invitada del Museo de Arte ‘Doña Pakyta’ con ‘La Novia del Torero’, del pintor almeriense Alejandro Bedmar Iribarne (1865-1941).

El concejal de Promoción de la Ciudad, Carlos Sánchez, y el director del Museo de Arte de Almería y de la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino, Juan Manuel Martín, han contemplado la obra, que podrá disfrutarse en el recibidor del Museo hasta el próximo 18 de octubre, en una actividad producida por la Fundación de Arte Ibáñez Cosentino en exclusiva para el Museo de Arte Doña Pakyta, donde se viene desarrollando de forma mensual desde la apertura de la dotación cultural almeriense en 2015.

Sánchez ha destacado, como dato anecdótico de la biografía de Bedmar, “que, concluida su formación, el Ayuntamiento de Almería le becó en varias ocasiones para continuar su formación artística en Madrid a través de visitas al Museo del Prado. A cambio, Bedmar donó al consistorio varias obras, por lo que, de alguna manera, es un placer por nuestra parte que él sea protagonista de esta nueva propuesta en la obra invitada”.

Por su parte, Juan Manuel Martín apunta que “es un artista que ya estaba representado en la colección permanente, con ‘El Oso’, y cuando nos ofrecieron esta posibilidad no lo dudamos. Es una obra que no había participado hasta el momento en ninguna exposición temporal del siglo XIX almeriense. Es una obra costumbrista donde el artista nos refleja probablemente una escena ensoñada en la plaza de toros almeriense”.

Sobre el cuadro y su ejecución, Martín Robles destaca que la pintura “está muy bien trabajada y dibujada, donde sobre todo podemos ver el movimiento de la dama, que está corriendo, porque quizá en la plaza ha ocurrido algún tipo de tragedia. Es un estudio que, tal y como nos señala Alejandro Zamora en el díptico de la obra, también nos permite ver las costumbres y vestimentas de la época, trayendo un trocito de la Almería del siglo XIX hasta nuestros días”.

Sobre el artista

Alejandro Zamora Galera, conservador del Museo de Arte de Almería, habla del artista y de la obra en el díptico.

“Excelente intérprete costumbrista de la Almería de finales del siglo XIX, Antonio Bedmar Iribarne va a desarrollar una prematura vocación artística, ingresando con 12 años en la Academia de Dibujo incorporada al Instituto de Segunda Enseñanza de Almería (1877-1880). Allí recibirá formación de artistas como Andrea Giuliani o Díaz Molina.

Concluida su formación, el Ayuntamiento de Almería le becó en varias ocasiones para continuar su formación artística en Madrid a través de visitas al Museo del Prado. A cambio, Bedmar donó al consistorio obras como una escena de historia sobre el Descubrimiento de América. La ansiada estabilidad económica le llevó a participar como caricaturista en revistas como El Organillo o La Caricatura, así como en las diversas exposiciones organizadas por el Círculo Literario de Almería. La instalación de un estudio en la capital en 1890, donde retrataba a las jóvenes hijas de los adinerados burgueses, y su ingreso como docente en la Escuela de Artes de Almería tras el fallecimiento de Francisco Prats e Hilario Navarro de Vera, le permitieron desarrollar su carrera artística con cierta tranquilidad.

Participa en las exposiciones organizadas por el Círculo Literario en 1892, 1893, 1895 y 1896, además de las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes realizadas en Madrid en 1890, 1892 y 1895, donde presenta su obra El oso. Con la llegada del siglo XX, las exposiciones en Almería disminuyen, destacando la realizada en 1904 sobre “caprichos artísticos” donde presenta panderetas y abanicos pintados, o la de 1913, su última exposición. Retratos –como los de Alfonso XIII para la Diputación (1902) y el Gobierno Civil (1907)–, caricaturas, representaciones religiosas, o escenas costumbristas, como la que aquí se presenta, conforman el corpus artístico de Antonio Bedmar”.