‘Fortunata y Benito’ cerró en Almería la gira de representaciones que durante dos años ha puesto en valor la figura de Pérez Galdós

Con una función abierta al público y otra destinada a medio millar de estudiantes de Bachillerato, la compañía La Joven ha llevado al Auditorio su contemporánea mirada al autor canario

Un viaje en el tiempo entre una joven estudiante y Benito Pérez Galdós que, como espectadores, observan cómo se desarrolla la historia de amores y engaños de ‘Fortunata y Jacinta’. Con una mirada urbana, contemporánea y actualizada, la compañía de teatro La Joven ha llevado a las tablas del Auditorio Municipal Maestro Padilla, por partida doble, ‘Fortunata y Benito’, una obra escrita y dirigida por Laila Ripoll, en el marco de la programación de temporada del Área de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Almería. La primera en la noche del domingo, abierta al público y la segunda en la mañana de este lunes, con medio millar de estudiantes de Bachillerato de varios centros de la capital, que han trabajo con materiales didácticos previamente.

Todo ello a través de Platea (Programa Estatal de Circulación de Espectáculos de Artes Escénicas en Espacios de las Entidades Locales), organizado por el INAEM en colaboración con la FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias).

Con la doble representación en Almería la compañía ha cerrado dos años de gira de esta obra, llegando a las 52 representaciones, que se iniciaron en 2020, con motivo del centenario de la muerte de Benito Pérez Galdós.

La historia engancha desde su comienzo, en el que un grupo de estudiantes se despide tras hablar del próximo examen de literatura. Nadia (Zhila Azadeh) coincide en el metro-tranvía con Benito (Juan Carlos Pertusa) y en un viaje en el tiempo acabarán contemplando el desarrollo de ‘Fortunata y Benito’. Primero en ese enamoramiento ‘entre clases’ del rico Juan (Jorge Yumar) y Fortunata (Eva Caballero), el posterior abandono para casarse con Jacinta (Cristina Bertol), el descenso ‘a los infiernos’ de Fortunata, donde conoce a su amiga Mauricia (Yolanda Fernández) y hasta que da con Maxi (Julio Montañana Hidalgo) que seguirá haciéndola infeliz.

Un texto en el que se refuerza el papel de la mujer, en su carácter fuerte, dotándola “de carne, de carácter y de alma como nadie, hasta el momento, había hecho en la novela en español”, destaca su autora.

La obra incluye interludios musicales de corte urbano que viene a reflejar en el tiempo, cada una con sus connotaciones temporales, “una ciudad desordenada, sucia, repleta de vida, generosa y abierta, siempre fascinante. Partiendo de «la novela en el tranvía» llegamos a nuestra Fortunata, pero no sin antes añadir un chorreón de Episodios Nacionales, algo de Tristana, una pizca de las Memorias de un desmemoriado, unas gotas de Misericordia, un aroma de «la desheredada» y una generosa cantidad de música y baile”.

La escenografía es de Arturo Martín Burgos, la iluminación de Juanjo Llorens, vestuario de Ana Montes, música de Alberto Granados, videoescena de Álvaro Luna y Elvira Ruiz Zurita, coreografía de Andoni Larrabeiti y con Héctor del Saz como ayudante de dirección.

La escena se desarrolla a partir de un andamio de obra, tan abundante en el paisaje urbano actual. “En la parte superior, a cuatro metros de altura, se sugieren las azoteas madrileñas con la ropa tendida como único elemento figurativo en el diseño”, detalla Martín Burgos. “Las escaleras de acceso a la parte superior de la estructura, al retro iluminarse, se descubren entre la sugerente trama geométrica de los tubos, a través de gobelines, que funcionan a modo de mallas de andamio”. Estas mismas telas sirvieron, en el frontal, como espacio de proyección.